martes, 14 de abril de 2009

Héctor de Anda y su Bosque Petrificado

Héctor de Anda, Bosque Petrificado 2008
Diana Deandar
Artista Neolaredense


Definido como un artista que busca moverse por distintos territorios dada su personalidad incontenible y desbordante curiosidad, Héctor de Anda es un creador plástico muy de ésta época y tiempo donde ocupa un sitio de considerable notoriedad.

Originario de San Juan de los Lagos, Jalisco, De Anda es artista plástico que domina y cultiva varios géneros artísticos como la pintura, la gráfica, la escultura, la instalación y el arte objeto.

El proyecto Bosque Petrificado que muestra una serie de instalaciones escultóricas in-situ, consiste en setenta esculturas que representan árboles en clara alusión al exterminio de la naturaleza; donde caminar por un bosque será en el futuro solamente una imagen en la memoria. Bosque Petrificado es, según el propio artista, un estudio de la relación existente entre el hombre y la naturaleza que lo rodea.

La pieza escultórica seleccionada para exhibir en Nuevo Laredo, Tamaulipas en el espacio peatonal del camellón central de la calle Paseo Colón, forma parte de las ocho creaciones expuestas de la exhibición denominada Un Paseo por el Arte.

A cielo abierto y de una muy acertada curaduría la muestra da testimonio del uso inteligente y profesional de los recursos que ofrece el paseo para los caminantes, orientado hacia el disfrute y la educación artística.

Árboles en un bosque, como su titulo lo indica, lo que induce a encontrar el parecido con los mismos. La acumulación de verticales que como bastones o cañas ocupan un espacio real y concreto. El color del metal oxidado de cada árbol, invita a la reflexión sobre el tiempo y el eterno transcurrir.

De primera vista se impone el orden, no el desorden, por las repeticiones que se descubren alternando cada caña, que como lanza desde la base a la punta “que apunta” al cielo de círculos y rombos donde advierte la sucesión interna de cada unidad que las convierte en únicas, diferentes y cambiantes.

Por su textura y formas, exalta la plasticidad de lo pétreo creando un ambiente de tranquilidad que subraya el cielo que lo emana. Compara y contrasta la escala humana, con un muy peculiar juego de tridimensionalidad.
El resultado visual del conjunto, de notable y acertada intención, obliga a reflexionar sobre un nuevo sentido en la concepción de lo que tradicional o modernamente se ha llamado arte. En la sencillez de la propuesta se encuentra su más destacado valor.

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